Así operan los desinformadores en Honduras

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La difusión de desinformación a través de redes sociales representa un desafío creciente en el entorno digital del país. Hay perfiles enfocados únicamente a menoscabar la verdad, con el único fin de distorsionar, manipular la procesos democráticos y persuadir a la población con mentiras.

El equipo de verificación de EL HERALDO detectó 10 cuentas que son las más desinformación propagarse en Honduras: 7 son de TikTok, la red más contaminada del país, y el resto son de X (antes Twitter).

Aunque con diferentes nombres y en diferentes redes sociales, estos propagadores de desinformación tienen un denominador común para manipular a los hondureños: la política, lo que les ha permitido generar división en la población y alterar algunas decisiones gubernamentales para confundir o, en el peor de los casos, difundir los escenarios. acciones falsas.

Y lo más alarmante: casi 9 millones de personas han interactuado con las publicaciones de las 10 cuentas que difunden desinformación en las redes sociales de Honduras (en TikTok y X), según el equipo. desacreditar de EL HERALDO.

Estos desinformadores suelen crear y compartir contenidos que apelan a las emociones, provocan reacciones inmediatas y generan controversia. Suelen utilizar titulares llamativos, imágenes impactantes y declaraciones exageradas para captar la atención de los usuarios y lograr una mayor viralidad de sus publicaciones.

Y por supuesto, el campo más efectivo son las principales redes sociales: Facebook, X/Twitter, Instagram, TikTok e incluso plataformas de mensajería, como WhatsApp y Telegram, que les permiten llegar a un público más amplio.

Los propagadores de información errónea en Honduras se aprovechan de la falta de verificación de la información antes de compartirla. Al difundir mentiras o engaños, buscan influir en la opinión pública, crear confusión y alimentar la polarización en la sociedad.

Por ejemplo, circula que el expresidente Juan Orlando Hernández ya fue sentenciado a tres cadenas perpetuas más 30 años de prisión en Estados Unidos. Pero, hasta el 10 de abril, la sentencia no ha sido leída. Es más, el juez que lleva el caso lo fijó para el próximo 26 de junio.

Y trabajan coordinadamente, formando redes o grupos que se apoyan mutuamente para difundir la desinformación de manera más efectiva. A través de la colaboración entre diferentes desinformadores, logran amplificar su mensaje y llegar a una audiencia más diversa.

Si bien este problema no genera disputas, la pregunta es cómo estar preparados para identificarlos de manera transparente, sin aprovecharse y sin alterar la información.

Lamentablemente no existe ninguna herramienta que separe lo verdadero de lo falso. A diferencia de un bulo, no se trata de un objeto palpable como una puerta o una ventana, que podemos identificar con algoritmos, pero sí que tiene un comportamiento característico. Y esa es la oportunidad.

La oportunidad es que estos propagadores de desinformación tienen comportamientos únicos. En el mundo de las redes sociales esto se llama “no auténtico”, lo que permite a los analistas digitales detectar, desmentir y denunciar para combatir la desinformación.

El problema principal es que existen algunas orientaciones no auténticas. Por ejemplo, aquellos que imitan a los medios sólo para manipular a la sociedad sin siquiera querer tener un equipo periodístico. O peor aún: sin hacer reportajes (como las personificaciones de EL HERALDO).

Y, por otro, están los que buscan la ignorancia, la división, la manipulación a través de la sátira, del humor. De las dos inclinaciones hay en Honduras, constató el equipo de verificación de EL HERALDO.

Honduras, el Edén de la desinformación

La falta de un marco legal sólido para regular la desinformación en las redes sociales en Honduras presenta varios desafíos, como la dificultad de responsabilizar a quienes falsifican deliberadamente la verdad con el fin de engañar al público y lucrarse.

Sin leyes ni regulaciones que regulen y establezcan límites y consecuencias para los propagadores, la desinformación, con consecuencias en vidas humanas, se vuelve legal en Honduras.

Y aunque las redes sociales tienen reglas que regulan la difusión de contenidos falsos o perfiles que desinforman, en Honduras siguen operando con impunidad, un problema que amenaza la vida de los hondureños que cada vez consumen más el contenido de estas plataformas.

Estas reglas buscan proteger a los usuarios de la desinformación, independientemente de su nivel de peligrosidad. Por ejemplo, TikTok prohíbe la desinformación médica y las teorías de conspiración peligrosas, mientras que Meta (Facebook, Instagram y Threads) se centra en eliminar contenido que pueda ser peligroso para la seguridad pública.

Es más, empresas como TikTok, Meta e incluso Google, entre otras, invierten millones de dólares anualmente para combatir la desinformación en diversas partes del mundo con el objetivo de hacer de las redes sociales campos confiables para sus usuarios.

“Las plataformas de redes sociales tienen la responsabilidad de abordar la desinformación de manera proactiva y transparente y trabajar en colaboración con expertos externos para hacerlo”según Alex Stamos, profesor de la Universidad de Stanford y exjefe de seguridad de Facebook.

Sin embargo, a pesar de estas medidas, la desinformación sigue siendo un problema en las redes sociales porque existen resquicios que lo permiten o porque su detección es casi imposible.

Detectar para fortalecer

En Honduras, como en el resto del mundo, existen fábricas o granjas dedicadas a producir desinformación sistemáticamente fortalecidas por sus trolls que funcionan muy bien debido a la espiral del silencio, es decir, el usuario decide no comentar ni denunciar por temor a que su opinión será rechazada mediante descalificación.

Por otro lado, la desinformación es como el cáncer: se necesitan condiciones (herramientas) para predecirlo, prevenirlo y erradicarlo. Pero en Honduras no hay ambiente para eso, advierten fuentes del equipo de verificación de EL HERALDO.

Por ello, la labor de los fact-checkers es insustituible porque, más allá de ayudar a comprender la desinformación y sus consecuencias, aportan el conocimiento para analizar el estado emocional de la población.

Esto se vuelve crucial porque en un país donde la confianza pública en las instituciones es frágil, la proliferación de noticias falsas puede socavar aún más la credibilidad de las autoridades y generar desconfianza en la información oficial.

Además, en una sociedad donde la polarización política es común, la desinformación puede utilizarse como herramienta para manipular la opinión pública, fomentar la división y debilitar la cohesión social.

En términos de salud pública, la desinformación puede ser especialmente peligrosa, como quedó demostrado durante la pandemia de coronavirus o con el actual aumento de casos de dengue en todo el país.

Además, alimenta problemas sociales existentes, como la discriminación, la violencia y la exclusión de ciertos grupos.

Ante esto, detectar y desmentir la desinformación, en un proceso que incluya a la población, es vital, afirman los analistas. Para ello, la democracia necesita contar con un sistema de medios limpio, así como colaboración entre el gobierno, los partidos políticos, los medios, las empresas de marketing, entre otros sectores.

La alfabetización digital o mediática también es de suma importancia para que, en primera instancia, la población tenga claridad en los conceptos y, posteriormente, sepa qué hacer ante contenidos sospechosos que sólo buscan dañar y manipular la toma de decisiones.

Como sucede en otros lugares

A diferencia de Honduras, donde no existe regulación ni claridad sobre las implicaciones o consecuencias, la Unión Europea (UE) ha implementado la Ley de Servicios Digitales (DSA), destinada a preservar la democracia y regular las plataformas en Internet.

La DSA busca garantizar que las grandes redes sociales cumplan con los requisitos de transparencia y tomen medidas concretas para abordar la difusión de información errónea.

“Esto implica la necesidad de un enfoque equilibrado que preserve la libertad de expresión y al mismo tiempo combata la difusión deliberada de noticias falsas y la manipulación de la información”dijo Marietje Schaake, ex miembro del Parlamento Europeo.

En medio de las artimañas políticas, la falta de acciones estatales y el avance de la inteligencia artificial, en vísperas de las elecciones hondureñas, por ejemplo, el único faro que ilumina la oscuridad de la desinformación son los medios y periodistas.

Por ello, analistas señalan que uno de los principales desafíos de medios y periodistas es combatir la desinformación y sus consecuencias, lo que requiere una cobertura neutral, veraz y transparente, ya que está en juego la democracia del país.

debe ser “generar protocolos mínimos en nuestras redacciones que permitan a los periodistas saber si una información es cierta o no y cómo actuar en respuesta a estos protocolos”dijo Thelma Mejía, una de las fundadoras del Foro Ciudadano y del Comité por la Libertad de Expresión (C-Libre).

“Hay que tener los medios, un equipo de fact-checking, como ya lo tiene EL HERALDO”añadió.

Y mientras en Honduras lo único claro es enfrentar la desinformación con más esfuerzos que recursos, la Unión Europea (UE) está aplicando tres medidas para mitigarlo: multas a grandes plataformas que no actúen contra la desinformación, regulación del uso de la inteligencia artificial y análisis de las técnicas y tácticas de los manipuladores.