San Pedro Sula, Honduras.
Las redes clandestinas operan en aplicaciones sociales como Telegrama mantener activos diversos grupos o canales donde se comparten fotografías, vídeos e información sensible sin el consentimiento de la víctima. Nadie se salva: novias, esposas, exparejas, familiares, amigos, vecinos e incluso adolescentes y niñas de Honduras.
En febrero de este año, Santos Bernabé Chavarría fue capturado en Cofradía, Cortés, por equipos de la Dirección de Investigación Policial (DPI) y del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos, por asumirlo responsable de pornografía infantil.
Se le acusa de abusar sexualmente de sus hijas de cuatro y siete años, a quienes supuestamente grabó y luego difundió el material en Internet. Informantes de la policía de San Pedro Sula revelaron a este medio que esta investigación duró aproximadamente un año hasta su captura; Todo surgió a través de una denuncia y encontraron al menos cinco gigas de material.
En julio de 2023, Sergio Daniel Ponce Suazo fue detenido por la Dirección de Investigación de la Policía en San Pedro Sula, sospechoso de producir y utilizar pornografía infantil.
En abril pasado, tres estadounidenses fueron detenidos en Roatán, Islas de la Bahía, quienes aparentemente pertenecen a una pandilla autodenominada Delta Teams, y se encontró evidencia de material íntimo que involucraba a menores. Todos estos casos siguen pendientes de juicio.
Estos archivos son un espejo de este mundo oscuro, donde se comparten archivos ilícitos que afectan a víctimas de todas las edades. Las detenciones descritas anteriormente son sólo una muestra de los peligros y la gravedad de la situación que enfrenta la población, especialmente en el contexto digital donde estas actividades encuentran un terreno fértil para proliferar.
Modus operandi
Desde hace más de un año, la Unidad de Investigación de LA PRENSA siguió de cerca a estos grupos, estableciendo contacto indirecto con administradores como “Demonio Loco” y “Pinki”, seudónimos detrás de los cuales se desconoce a ciencia cierta si se esconde una sola persona. o varios. Lo que está claro es que se trata de figuras sumamente activas, que gestionan al mismo tiempo un gran número de canales de Telegram, donde se difunde contenido pornográfico sin restricciones.
A fue identificado variedad de grupos con características distintivas, que se dividen por áreas como colonias o barrios, municipios o ciudades, así como por departamentos. Además, se observó una categorización general bajo el nombre “hn” u Honduras. Aparecen grupos específicos como Choluteca, San Pedro Sula, Santa Rosa de Copán, Satélite, Cabañas, Choloma, entre otros.
Sobre su funcionamiento
- > El hecho de que se permitan canales con hasta 200.000 usuarios facilita la difusión de este contenido. Cuando un grupo sale a la luz, los usuarios lo cierran y crean otro.
- > Los canales privados se caracterizan por ser confidenciales y encriptados, lo que significa que nadie puede verlos. Se accede únicamente mediante enlaces de invitación.
- > Lo que se envía está cifrado de forma segura, a veces no se puede compartir ni capturar
- > La mayoría usa nombres falsos para no ser reconocidos.
- > Telegram no tiene una política para desalentar la distribución no consentida, pero en sus condiciones de uso pide aceptar “no publicar contenido pornográfico”.
A estos grupos se puede acceder con una simple búsqueda y tras unirse a varios de ellos, pero los más peligrosos son los VIP. En estos espacios, los contenidos compartidos alcanzan altos niveles de explicitud, incluyendo vídeos e imágenes de carácter sumamente íntimo, así como material “inédito” e incluso de carácter zoofílico.
Acceder a estos círculos cerrados es complicado. ¿Cómo entras? ¿Cual es la moneda? Los administradores exigen a los usuarios que contribuyan con material sexualmente explícito de hondureños que aún no haya sido divulgado públicamente. Además, solicitan pruebas adicionales, como enlaces o capturas de pantalla de las víctimas en plataformas sociales como Facebook e Instagram.
El nivel de secretismo llega a extremos insospechados, los administradores incluso piden a los interesados desbloquear su nombre y número de teléfono ocultos en la aplicación Telegram, o participar en llamadas de voz o vídeo para responder preguntas de seguridad, todo ello bajo el argumento de un supuesto protocolo. . Una vez dentro, para permanecer en el grupo, los usuarios se ven obligados a enviar contenido con regularidad. A diferencia de los grupos más abiertos con 11.000 miembros o más, estos VIP suelen tener un promedio de entre 200 y 300 participantes.
Movimiento masivo
Durante nuestro seguimiento, vimos cómo muchas mujeres jóvenes y adultas continúan con su vida diaria, compartiendo hermosos y felices momentos en las redes sociales con sus familiares, amigos en ambientes laborales y académicos, sin siquiera imaginar que sus imágenes íntimas, alguna vez compartidas con ex- socios En un gesto de confianza y amor, circulan abiertamente en estos grupos donde todos tienen acceso.
Se pudo ver a escolares, universitarios, modelos, presentadores de televisión y profesionales de diversos ámbitos y oficios del país.
Algunos de los usuarios se jactan de compartir capturas de pantalla del arsenal de carpetas que tienen almacenadas en sus dispositivos, cada una en orden, con el nombre y apellido de la víctima.
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Los grupos abiertos suelen enviar fotografías de carácter erótico para atraer y mantener suscriptores a sus canales privados. En este entorno, los precios de suscripción oscilan entre 10 y 30 dólares por usuario, que incluso puede acceder al contenido en tiempo real. La cosa no acaba ahí, en Telegram también circulan imágenes de mujeres hondureñas dedicadas a la prostitución callejera y se facilitan los encuentros íntimos.
En el grupos abiertos Se encontró una dinámica donde buscan “cazar” personas dispuestas a compartir contenido íntimo. Estos grupos no tienen censura e incluso muestran material sexual infantil, así como también se dan casos de personas que son espiadas mientras mantienen relaciones sexuales, fenómeno conocido en este contexto como voyeurismo.
En canales abiertos y VIP, la presencia no se limita sólo a hombres, también hay un número importante de mujeres participando. Algunos contribuyen enviando su propio material en su misión de sentirse deseados, o incluso el de conocidos, mientras que otros buscan confirmar si circula alguna imagen o vídeo íntimo suyo. Incluso existen grupos exclusivos para mujeres, aunque son menos frecuentes, donde intercambian contenidos íntimos sobre hombres.
El ritmo de actividad de estos grupos es notable, con una media diaria de alrededor 10.000 envíos entre imágenes, vídeos y mensajes de chat; Sin embargo, casi la mitad del contenido es repetido y el resto orgánico o nuevo. En un comportamiento inaceptable, los usuarios utilizan estos canales para solicitar imágenes de mujeres que han mirado o admirado en las redes sociales, preguntando si alguien más tiene contenido íntimo de ellas.
La situación se agrava cuando llegan al extremo de solicitar material sexual a niños, niñas y adolescentes a través de códigos. Ante estas situaciones, determinados usuarios responden de forma privada ofreciendo obtener este tipo de material, ya sea local o de otros lugares, a cambio de una determinada suma de dinero. Asimismo, es común observar que los administradores aplican el “baneo” de usuarios por motivos como cuando alguien dice conocer a la mujer en una fotografía compartida, lo que representa un riesgo de exposición; también ocurre por conflictos internos entre miembros, para mantener el orden y la seguridad en la comunidad.
“ Las personas que gestionan estos grupos, comparten contenidos con fines de lucro e incluso sólo entran a consumir por morbo o afición, están cometiendo un delito penal y pueden acabar en prisión. Psicológicamente son personas que también presentan un importante grado de afectación. “
Jefe de Delitos Informáticos de la DPI
“Daño”un antihacker Hondureño, fundador de empresas tecnológicas, experto en seguridad nacional y defensa nacional en temas de contraterrorismo digital y hacking ético, explicó a LA PRENSA Premium que al menos el 80% de las personas En estos canales son hondureños y solo se dedican al consumo por placer, mientras que el resto pueden ser extranjeros que se dedican exclusivamente a contrabandear contenidos para venderlos a nivel local e internacional.
“Telegram ofrece seguridad de la información de extremo a extremo, para que nadie pueda intervenir en las comunicaciones, pero eso no impide que personas como yo podamos extraer números de teléfono, huellas dactilares o a qué grupos están vinculados. Eso se puede hacer, siempre es vulnerable, siempre se puede rastrear, siempre se puede conocer”, advirtió el experto en datos.
Debido a que sólo en Francisco Morazán existe una oficina especializada en la persecución de estos hechos, la Policía Nacional recibió 630 denuncias entre los años 2018 y abril de 2024 por crímenes cibernéticos varios, según documentos vistos por LA PRENSA Premium.
Entre las denuncias estaban 38 cargos registrados como descubrimiento y divulgación de secretos, divulgación de imágenes y abuso de confianza, pornografía infantil, extorsión por divulgación, contacto con fines sexuales con menores de edad por medios electrónicos; en Facebook, WhatsApp, Instagram, Tik Tok y cuatro de estos en Telegram. Entre los denunciantes se encuentran dentistas, abogados, comerciantes, periodistas y estudiantes.